La papa
o patata (Solanum
tuberosum) es originaria del altiplano andino, en América, desde donde
llegó a Canarias muy tempranamente. En 1560 ya se cita su cultivo en Gran
Canaria (y muy probablemente en Guiniguada), y en 1567 consta su exportación
desde Las Palmas de Gran Canaria hasta Amberes (Flandes): "...Y así
mismo recibo tres barriles medianos que decis lleven patatas y naranjas e
lemones berdes" (reproducción de la nota del 28-9-1567 del notario
público Lorenzo Palenzuela, recogida por Lobo-Cabrera en 1988).
Inicialmente fue un alimento de último recurso y forraje de
animales, hasta que las hambrunas de 1571 y 1575 en Sevilla impulsaron su
cultivo, inicialmente como “alimento de pobres”, como ya lo era en Canarias
entre el campesinado más humilde. Tampoco es baladí que en Canarias se la
conozca como “papa”, un préstamo lingüístico del quechua, anterior al más
moderno "patata" (originado por una confusión con Ipomoeas
batata). Más de 500 años de cultivo explican también las más de 40
variedades de papa canaria, 29 de ellas únicas en el mundo, y con presencia de
variedades de tres subespecies: Solanum tuberosum subsp. andígena, Solanum
tuberosum subsp. tuberosum y sobre todo del triploide Solanum
chaucha, una subespecie que nunca llegó al resto de Europa (con 15
variedades en Canarias).